No me podía imaginar que en tres días iba a encontrar tan cambiado a JAN.
Cuando llegué al aeropuerto llamé a Mónica para decirle que iba a recoger la maleta, ella me estaba esperando fuera. Le pregunté por JAN y me dijo que no había venido, que se había quedado en casa con Daniel.
Yo me quedé bastante fastidiado, toda mi ilusión era poder ver a mi hijo nada más salir por la puerta del aeropuerto.
Para mi sorpresa estaban todos, era una broma de Moni.
He sentido una inmensa alegría al verle, estaba tan guapo, tan hermoso… me miraba y no paraba de sonreír.
Le he encontrado muy cambiado, con cara de niño y con mucha más presencia.
Me he tirado por él antes de pasar la barrera y le he cogido en brazos.
No podía parar de mirarle y de darle besos. Los dos nos partíamos de risa.
He sentido una profunda felicidad…
Que fotos tan entrañables!
La verdad es que se hace duro separarte cuando están tan pequeños! A la vuelta lo coges con tantas ganas que te fijas hasta en el más mínimo de los detalles, con lo que haya cambiado o no, siempre parece nuevo!
Yo estoy precisamente poniendome al día después de un viaje. Muchas gracias por los posts! Ya te llamo la semana que viene por si nos podemos ver.
Un abrazo