Y VAN TRES DÍAS

Ya van tres días desde que JAN se encuentra mal y no termina de recuperarse.

Empezó el sábado por la noche vomitando.

Hoy parecía que estaba mejor pero por la noche se estuvo quejando mucho.

Por la tarde le saqué a dar un paseo para que le diera el aire y quizás no fue buena idea, pues hacía mucho frío.

No sabemos muy bien que le pasa, ya no vomita y la caca la tiene menos suelta, pero no quiere comer.

Ahora lo que tiene es mucho moco. La pediatra el otro día dijo que era un virus. Si mañana sigue mal le volveremos a llevar al médico.

Esta noche ha sido muy raro, se quejaba mucho y por primera vez no ha querido tomar pecho.

Puede que le duela la garganta.

¡Ánimo hijo! ¡Estamos contigo!

3 comentarios en “Y VAN TRES DÍAS

  1. Hola JAN ¿Qué tal estás? Espero que hoy te encuentres mejor y en unos días estés como nuevo.

    Hace mucho tiempo que quiero escribirte, porque para mi eres uno más en mi familia, cada día leo tu blog y cada día te siento más cerca.
    Eres un niño maravilloso y eso se debe a que tienes a tu alrededor a un equipo excelente de gente que te quiere con locura.

    Me gustaría que les dieras un beso enorme a tus papás y les dijeras de mi parte, que son un caso digno de admirar.

    Tembién quería contarte la historia de Pablo, mi tio. Tenía síndrome de down y nació en un pueblecito de Andalucía en plena posguerra española, cuando los niños como tu y como Pablo, no podían ir a la escuela.
    Mi padre, hermano menor de Pablo, y sus otros 2 hermanos, fueron su escuela. Tuvo que aprender muy rápido, porque los niños, mucho más inteligentes que los adultos, si lo trataban como a uno más. También lo cuidaban mucho y lo protegían si los vecinos se metían con él, pero Pablo aprendió a defenderse por si mismo muy pronto, aprendió a ser un chico independiente, a cuidar a su familia (especialmente a su mamá) y aunque mucha gente no se lo esperaba, Pablo se convirtió en un chico tremendamente inteligente.
    Años después, cuando yo le conocí, se convirtió también en el mejor tio del mundo. Nos ha cuidado y enseñado todo lo que sabía a mi y a todos mis primos. Nos ha dado un cariño y una complicidad, que ninguno de mis tios/as ha podido darnos.
    Pablo no pudo aprender a leer o a escribir, porque como ya te he dicho, nunca pudo ir a la escuela y en aquella época, la gente pensaba que un niño con síndrome de down, no podía aprender esas cosas, pero a Pablo le encantaba enviar y recibir cartas, pero no saber escribir no le impidió hacerlo. Siempre que quería mandar una carta, se acercaba a casa de su vecina, le dictaba las cartas y las enviaba. Cuando recibía la respuesta, pedía a sus amigos que se la leyeran hasta que se las aprendía de memoria.
    Pablo llegó a tener cientos de cartas, hasta le escribió el rey!! y se las sabía todas de memoria.
    Hace unos años, cuando ya era muy mayor, Pablo falleció y dejó en nuestra familia un hueco irrecuperable. El funeral hubo que hacerlo en la Iglesia más grande del pueblo, porque era mucha la gente que quería despedirse de Pablo. La iglesia estaba abarrotaday hubo muchos vecinos que no pudieron entrar. Fue realmente emocionante para todos nosotros, descubrir lo conocido y querido que era Pablo, a pesar de tratarse de un pueblo muy grande.
    Con esta historia sólo quiero decirte, que están muy equivocados aquellos que piensan que no podéis, podéis con todo, especialmente, cuando el equipo que os apoya, es tan grandioso como el tuyo.

    También, y ya me despido, quería mandarte un enlace de un programa de Radio Nacional, en el que hablaron con Rafael Calderón, un chico de 27 años con síndrome de down, que tiene una historia muy bonita. (empieza en el minuto 12.47)

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