SOMBRAS

El otro día por la noche, JAN se despertó a las 4:30 de la madrugada y no había quien lo durmiera.

Mónica tenía que trabajar al día siguiente, así que me lo bajé al salón.

La luz de la cocina se quedó encendida y como da al salón, hacía de foco perfecto para hacer sombras en la pared.

Nos tumbamos en el sofá y JAN comenzó a jugar con su sombra.

A ritmo de un vals imaginario, su muñeca giraba acompasada y su sombra cobraba vida. Me quedé perplejo.

Estuvo un buen rato dibujando sombras en la pared, me sentí muy feliz.

Cerré los ojos  y me imaginé a JAN de mayor, ofreciendo un espectáculo de sombras chinescas.

Fue hermoso.