REGRESO

Hoy he vuelto de mi pequeño viaje con infinitas ganas de encontrarme con mi hijo.

Nada más llegar le he visto jugando en el suelo, me he acercado a él y le he hablado. Él se ha girado, me ha mirado y como si nada ha seguido jugando. En ese instante me he puesto triste.

Le he vuelto a llamar: «JAN mi amor soy papá». Entonces me ha mirado y me ha dedicado una preciosa sonrisa.

Mi corazón se ha llenado de alegría.

Luego he estado el resto de la tarde con él.

Es curioso pero solo han pasado un par de días sin verle y le he notado cambiado, con cara de niño más mayor e increíblemente guapo.

¡Qué ganas tenía de verle!