Cuando he llegado esta noche a casa, JAN todavía estaba despierto, cenando.
Yo venía muy alegre, pero él estaba medio enfadado y no me hacía ni caso.
Yo le hacía bromas y él se giraba cabreado.
No sé que le pasaba. Cuando ha terminado de cenar ya estaba más tranquilo.
Me daba pena que pasara de mi, pero por otro lado me hacía gracia. Luego le he cogido en brazos antes de dormir y me abrazaba con fuerza.
🙂
¡Te amo hijo!
Jajaja, tenía hambre.