Hoy nos ha invitado a cenar nuestro amigo Abdul.
Su mujer ha preparado una comida exquisita.
JAN ha comido cous cous. 🙂
Abdul es el portero de nuestro edificio. Como alguna vez hemos contado, llama a nuestro hijo, el señor JAN.
Gracias amigos, ha sido una bonita velada.
Hola!! Le ha gustado a Jan el Cuscus??
Bueno he estado mirando a través de «el Blog de Anna» un video del programa de Ana Rosa de T5 en que Hablan de «Más allà de un rostro» y en el reportaje lo primero que veo es a vosotros delant de la foto de Jan! que ilusion me ha echo, como si os hubiera cruzado por la calle!!
Un beso
Entre los dos prepararon cada uno de los platos del menú más delicioso que jamás se había degustado en el circo. Y entre los dos amasaron y hornearon cada uno de los ricos panecillos, que aquella noche no podían faltar.
En cada mesa habría un cestillo que contendría un par de los dorados y crujientes panecillos.
La cena fue un éxito y la fiesta continuó hasta el amanecer.
Y ocurrió algo curioso: Ningún invitado resultó agraciado con su deseo dentro del pan y, en cambio, todos los invitados parecían contentos y satisfechos. Bernardo y Mónica no supieron la razón hasta que el domador de elefantes, que fue el último invitado en marcharse les explicó, que aquella noche, todos se habían puesto de acuerdo en desear una única cosa, y es que lo que a todo el mundo le hacía verdadera ilusión, era que la nueva pareja fuera feliz y que en su vida nunca faltase la magia y por eso ningún panecillo había tenido un premio extra.
-Por cierto –dijo el domador-, hay un panecillo de más en uno de los cestillos. Al principio pensamos que era un error, pero luego recordamos que esa es la mesa en la que suele sentarse Mónica, así es que decidimos reservar el panecillo, por si queríais compartirlo en el desayuno. Estará bueno tostadito con un poco de mantequilla.
Y dicho ésto, el último invitado se marchó a descansar.