Bien es sabido que el control de esfínteres es uno de los temas que más traen de cabeza a los padres con sus hijos, principalmente por la presión que uno siente a tener que quitar el pañal a una edad determinada y en un periodo determinado.
Cuando uno tiene un hijo con síndrome de Down encima se plantea que si es un tema complejo en cualquier niño, pues en su hijo puede que sea aun más.
También tengo que decir que los temas escatológicos son algo que siempre me han dado algo de pudor, sobre todo cuando a mi se refieren.
Desde hace tiempo, como ya he comentado en alguna otra ocasión, Mónica enseñó a JAN a hacer un gesto de fuerza identificado con la palabra caca y asociado también al momento de hacer la susodicha cosa.
Estos días que estaba aquí la mamá de Moni, la vi con mucho interés por empezar a poner a su nieto en el orinal. He de reconocer que en principio no me pareció la mejor idea, ya que este año JAN tiene concedido el desfase y va a seguir yendo a la Escuela Infantil, donde por suerte no se les exige no llevar pañal y por lo tanto queda mucho tiempo por delante.
La abuela hacía juegos y bromas asociados al delicado momento de hacer las necesidades, e incluso le hablaba a su nieto sobre el tema cuando yo mismo me encontraba en interesante faena.
Una de las mañanas que nosotros no estábamos Ana tramó su plan. Sacó el orinal de la ranita y sentó a su nieto durante 10 minutos mientras le grababa un vídeo. Cuando Moni y yo llegamos nos tenía preparado el memorable trofeo.
Sinceramente no pensé que lo fuera a conseguir.
Esta mañana, antes de que Ana se marchara a Barcelona, le sentamos 5 minutos (está vez fui yo quien lo propuso) y para mi sorpresa lo volvió a hacer.
La conclusión que saco de todo esto es que es muy importante hacerlo como algo totalmente natural y como un juego. Puedo afirmar que mi hijo JAN se divierte haciendo caca en el orinal y estoy seguro que es un maravilloso comienzo para el temido proceso.
Todo esto es gracias a la madre creativa y a la abuela entusiasta.
Por ello les quiero dar las gracias.
Y enhorabuena al pequeño JAN por ese gran regalo…
¡…porque os aseguro que era enorme! 🙂
Pudores aparte, es una gran proeza. Hacer caca en el orinal, sentir como cae y se desprende es un sentimiento que no llevan bien la mayoría de los niños. Si ha esto le sumamos que las heces no tienen un aspecto muy atractivo y encima «te muerden el culito» si hay estreñimiento o lo asocian a que piensan que se están «desintegrando» la cosa puede complicarse y mucho. Hay que quitarle hierro al asunto y darle toda la normalidad que tiene, aunque eso conlleve realizar un simposio en mitad del baño con papá en plena faena, con toda la naturalidad del mundo. Qué genial Ana.
Un abrazo.
Jajajajajajajaaja qué bueno!
BRAVO JAN!
La estrategia de mi madre era decirnos por las noches: ¡Y no os hagais caca que no teneis pañal! (cuando teniamos 2 años y medio o 3) y luego nos ponia el pañal cuando dormiamos y mira, todo limpio jajaja