El fin de semana que estuvimos en Foz Calanda conocimos a ALBERT.
Nada más entrar en la piscina, Mónica le vio de lejos, estaba bañándose. Moni me dijo: «mira, ahí hay un chico con síndrome de Down».
En seguida le conocimos.
Me encantó la tranquilidad con la que ALBERT estaba. Era un ejemplo de paz y serenidad.
Me hizo mucha gracia cuando me miró al pecho y me dijo: ¿tú no te depilas? Ja, ja, ja… ¡Genial!
También me fijé lo bien que se manejaba con su móvil.
ALBERT estaba con su tío, pero al rato conocimos a su padre. El padre llamó a la madre de ALBERT y vino corriendo a conocer a JAN.
Estaba emocionada con nuestro hijo, fue un momento muy hermoso.
Cuando ella estaba despistada, ALBERT apareció mojado por detrás, me hizo un gesto de silencio y le dio un abrazo a su madre… empapándola entera. Nos partimos de risa.
Una nueva persona con síndrome de Down que se cruza en nuestras vidas…