Pues cuando llegué a casa por la tarde me encontré a JAN que estaba muy hablador.
Vino con muchas ganas de decirme cosas.
Todavía usa palabras sueltas pero cada vez se va haciendo entender más. 🙂
Me encantó compartir ese rato con él, le noté además muy despierto y activo.
¡Genial hijo!
Jan, leo tus hazañas, veo tus fotos, te «oigo» reir, quejarte, entusiasmarte… grande eres, y grandes tus padres. Es tanto el amor que emana del blog que leyéndolo me olvido de otras cosas que me preocupan y pienso, «esto es lo que importa».
Esta historia día a día me ayuda a relativizar los problemas cotidianos y pienso «vaya regalo de niño» si no existieras te tendrían que inventar!! Sigue así y no pierdas esa enorme sonrisa!!