Recuerdo cuando era pequeño que me encantaba sentarme en la orilla y esperar a que vinieran las olas.
Era algo que me enseñó mi padre, recuerdo estar sentado junto a él, mirando el mar y que el agua nos rozara los pies.
Pues hoy me senté junto a JAN en la orilla y fue alucinante.
Los dos nos partíamos de risa cada vez que una ola llegaba y nos empapaba.
Mónica sin que la viéramos captó el hermoso momento haciendo esta preciosa foto. 🙂