«¡CUIDADO NANO!»

Ayer me hizo muchísima gracia como reaccionó JAN.

Resulta que le subí por un pequeño repecho para hacerle una foto con los molinos al fondo.

A la hora de bajar le cogí en brazos.

Yo iba muy despacito porque la pendiente era un poco empinada. Él iba agarrado fuertemente a mí y de pronto dice: «¡cuidado Nano!».

Jajajaja.

Bueno, él me llama Nano, le resulta más fácil y es como me llama la familia.

Me partí de risa escucharle decir eso tan efusivamente.

¡Eres genial hijo!