Hoy apenas he visto a JAN en todo el día. Así que cuando he llegado de trabajar y he entrado por la puerta, me he acercado a él y me he puesto a darle besos.
Se ha quedado inmóvil pegado a mi, dejándose besar.
Yo no paraba de besarle y besarle, je, je… y él quieto, quieto.
Y me he tirado así un buen rato.
Es increíble, es difícil de expresar lo que sentía pegadito a él.
¡Cuanto te quiero chiquito!
🙂