Hace un rato JAN se asomó por un lado del sofá y se cayó sobre una mesita que hay al lado. Fue muy poquita distancia, un par de palmos.
Yo estaba en ese momento fregando el suelo del baño que instantes antes JAN había puesto perdido de agua mientras le bañaba y no me dio tiempo a llegar a sujetarle antes de caer.
Un segundo después llegué y lo levanté. El pobrecito se asustó mucho. Lloraba desconsolado. No se hizo ningún rasguño.
Le abracé y le acompañé en su desahogo. Era tan hermoso poder tenerle entre mis brazos, poder consolarle, poder decirle: hijo no tengas miedo, papá está aquí para protegerte.
Poco a poco se fue calmando y entonces le señalé el lugar del altercado y le expliqué lo que había pasado.
Soy afortunado por poder abrazar y consolar a mi hijo… es hermoso sentirse padre.
Los sustillos que nos pegan verdad?¿Para mí también maravilloso el sentimientto de la paternidad,a muchos conocidos les dije,que mi marido y yo a las pocas horas de nacer Noa nos preguntamos:¿Cómo hemos podido estar toda la vida sin ella?
Por cierto os voy a hacer uan pregunta personal que a lo mejor no os apetece contestar…¿habeis pensado en ser padres de nuevo?Por circustancias laborables,nosotros tenemos que esperar,pero yo estoy ansiosa por darle un hermanito a Noa,para mi la experiencia con ella está siendo tan bonita que deseo repetir pronto,además de que se que Noa lo agradecería un montón porque para su estimulación un hermano le ayudaría mucho.
Jan, has visto lo que provocas en la gente, en tus padres? Una felicidad incomparable, una sensación de auténtica plenitud. El otro día yo le daba vueltas a ese tema de sentirme madre, de ser madre, que sé que lo soy, pero aún me cuesta hablar de mí como tal. Es un cargo muy importante el que nos dais los hijos, y me asusta no estar a la altura… Un abrazo Jan, y que empieces bien la semana. Hasta mañana!!!
Yo creo que los padres siempre estamos a la altura, aunque a veces los hijos no lo consideren así,sobretodo en la adolescencia.
Hay veces que estamos desfasados ,prehistoricos etc…..
Cuando maduran y bajan al suelo de nuevo, saben que estamos ahí para consolarlos y apoyarlos.
En los momentos que se hacen mayores ,que creemos que ya no nos necesitan,aún sientes más satisfacción cuando vienen suspirando a pedir consuelo.Es una sensación muy agradable, cuando vienen a cobijarse debajo del ala.¡¡¡¡ El amor mutuo.
No puedo entender estos programas que hay ahora que padres e hijos se insultan ,se pegan , se tiran los trastos a la cabeza…..Me da pavor cuando lo veo, espero que sea un montaje televisivo…..
Yo perdí a mi padre muy joven y nadie sabe ¡ cuanto lo he hechado de menos ¡
Besos desde Cartagena.
Me siento muy identificado con tu última frase: \es hermoso sentirse padre\.
Hay veces en que -sin que yo pueda prevenirlo- de pronto se descorre un velo delante mío y me hace caer nuevamente en la cuenta de que mi hija Vicky -por culpa de algo llamado Síndrome de Down- no es ni será igual a los demás. Y me entristezco. Y me molesta mucho… y maldigo al destino que nos metió en ésto hace casi cinco años…
Pero al rato… se me pasa. Porque con sólo mirar a mi hijita a los ojos entiendo que -por más complicaciones que aparezcan- nada puede borrar LA INMENSA DICHA QUE ME PROVOCA SER SU PADRE.
Estoy de acuerdo con Rosa. Mis hijas tienen ya casi 15 y casi 12 años. Aún vienen a buscar el cobijo, el consuelo, el cariño y espero que lo sigan haciendo toda la vida. Atesora esos momentos porque cuando crezca y vuele solo los añorarás. Cuando cojo a una de mis hijas entre mis brazos, cuando me cuentan sus cuitas, sus pequeñas desdichas, me emociono hasta las lágrimas y guardo esos momentos como un tesoro. Ser padre/madre es un gran regalo. Es el trabajo más grande que hay. Es una suerte que los Jan de este mundo nos recuerden lo que es importante en la vida. ¡Enhorabuena por ser padre cada segundo de tu vida! Un beso.
Este comentario al final va a ser para Julio, el papá de arriba…. 🙂
Me ha emocionado tu exposición, sobre todo ese hermoso último párrafo. Puedo entender esos pensamientos pasajeros que supongo son inevitables, pero a menudo me pregunto si, dándoos la oportunidad, cambiaríais a vuestros hijos. No digo por otro, claro está; tan solo cambiar su condición. Y creo que no, que mirarías a tu hijita a los ojos y sabrías que cambiar su gen, cambiaría toda su esencia.
Es una maravilla leer palabras como las vuestras, como también las tuyas, que haces de un simple susto casero un motivo para expresar tu orgullo por tu hijo y el amor que le tienes. Sois grandes papás, muy grandes.
Un abrazo a todos, y el más grande para Jan y para Vicky.
Pobre, se debió asustar mucho.