DAÑO

Ayer me pasó algo muy curioso con JAN.

Hacía un rato que le había llevado a dormir, miré desde abajo de la escalera y vi que estaba de pie junto a su cuarto.

Subí y le llevé a su habitación. Al agarrarle del brazo le di sin darme cuenta un golpe en la cara, noté que le había molestado e intente cambiar de tema rápido con una broma y jugando. Él se rió, pero en seguida se volvió a poner serio. Entonces se llevó la mano a la cara y dijo: daño.

Me quedé helado, en seguida le pedí perdón y le dije que había sido sin darme cuenta. Me dio mucha ternura y me encantó que se comunicara así. Y lo más importante, aprendí de nuevo que no hay que pasar las cosas por encima ni tratar de taparlas.

Gracias hijo por enseñarme cada día. 🙂