Hay días muy difíciles.
Ahora estoy en el hospital, mi cuñado ha tenido una caída y se ha roto la cadera y el codo.
A la vez trato de digerir la barbarie sucedida en París, y tengo el corazón absorto.
Lo único que me alivia es pensar en los ojos de JAN, y perderme en su belleza y ternura para sentir algo menos de dolor.